ME VOY SIN DECIRTE NADA
Me voy sin decirte nada,
con una no-experiencia cara,
sin que formes parte de mi círculo,
sin tener una idea clara.
No jugué mis cartas sobre la mesa,
o mejor dicho sobre la tuya.
Fuiste de mi corazón
mi preciada presa.
Y se queda en mi inconsciente
una fallida táctica,
compuesta por miles de versos
que jamás puse en práctica.
Pensaba que la vida
con cómplice era más divertida,
pero uno no cae en que no siempre
se gana (o se empieza) la partida.
Nada es todo,
todo es nada.
Tan solo quedan
lágrimas en mi almohada.
El baúl de los dictados
se está cansando de producir,
y sin darse cuenta y sin recibir,
su guardián se empieza a dormir.
Me quedo con esta espina,
sin hablar al cien por cien
y con algo de tristeza
te deseo que te vaya bien...