BIENVENIDA, AMIGA TRISTEZA
Estoy cansado de ver cómo en redes sociales (y fuera de ellas también) la mayoría de gente solo enseña el lado colorido que una persona puede tener, cómo parece que los perfiles se conviertan en un escaparate con el que se pretende mostrar/demostrar que se tiene una vida en la que todo va bien y es considerablemente ideal.
Claro que cada uno/a es libre de publicar lo que quiera (ojo, no nos define) y que tod@s sabemos que es un gozo disfrutar de la alegría y ser conscientes de nuestra felicidad, pero la cuestión no está en eso.
Desde bien pequeños/as siempre se nos ha dicho que al mal tiempo hay que poner buena cara, igual que al buen tiempo, claro. Pero, ¿y la mala? Vaya, nunca. A pesar de lo que pueda estar pasando en el mundo, de nuestras propias luchas, de las ajenas...
Se han impuesto (y nos hemos autoimpuesto a raíz de ello) unas restricciones en la fluidez de lo negro, olvidando que es un color como cualquier otro.
La tristeza es una emoción humanamente igual de válida que la alegría y las demás. Llora y permítete sentirte la mierda más grande y solitaria del planeta, habla de tus sentimientos contigo mismo/a, respeta tu pena... Y aprende que puedes soltarla y que estará ahí si la vida te lleva a ella de alguna manera.
Todos/as la sentimos y no debemos hacer un tabú de ella. Deberíamos estar orgullosos de nuestras cicatrices, abiertas o cerradas.
Somos personas, no cosas.