HERIDA Y SAL
Una nana,
cántamela.
Mi corazón
se ha ido.
No, no puedo negar
que fui tu peón.
Dudo que no me quisieras,
o al menos lo fingiste demasiado bien.
Debe haber alguna razón por la que el Cielo se convirtiera en Infierno.
Podría estar conduciendo por tu calle
en vez de haber tenido un accidente contigo.
Dime,
¿fue la mejor opción arrancar
todos los recuerdos que hoy busco?
Me dejaste sin respiración,
no podía hablar.
Para ser honesto,
solo pienso en tu dedo y un anillo.
Estoy escribiendo a dos manos
en caso de que quieras unirte y acabemos a cuatro,
el poema, supongo.
Asimilo que solo me queda bebida y vaso,
me emborracharé hasta apestar por dentro y por fuera.
La gente no querrá ver qué está mal,
pero lloverá desde mis ojos como herida y sal.