Cuando parece que se está bien con alguien da miedo y se buscan los puntos negativos de la situación, ya sea a través de fundamentos realmente válidos o mediante suposiciones inciertas basadas en experiencias.
"No sé lo que quiero", "¿Compromiso?", "¿Y si vuelvo a sufrir?", "Lo vamos viendo"... E incluso intimar primero, no vaya a ser que en vez de un gemido se escape un "te quiero".
La alegría causa tristeza basada en incertidumbre o inseguridad, la tristeza causa alegría disfrazada de conformismo o asimilación...
¿Será código moral? ¿Mecánica sentimental? ¿Prevención emocional? ¿O tal vez cobardía encubierta?
Se ven defectos en la vulnerabilidad cuando es lo más natural de una persona y lo que la hace auténtica.
Que dijesen que la profesión medieval poética "trovador" viene de la palabra catalana "trobar" (encontrar) sería perfectamente creíble, porque SE BUSCA un alma que conozca nuestro querer pero se olvida que solemos PERDERNOS en ese intento.
Somos animales, como los cavernícolas que "demostraban" su amor estirando de los pelos, solo que ahora estiramos del corazón, y duele igual.
Es surrealista que con todo el desenvolvimiento que hay en plena época contemporánea lo que asuste a la gente sean los sentimientos.
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